No necesitas darle la mano al otro, pero sí necesitas estar al pendiente del otro.

José Manuel Villalpando • Historiador

José Manuel Villalpando es un gran historiador de este país, es Secretario General de la Escuela Libre de Derecho y es un muy querido amigo, que además de todo fue también el organizador de los festejos del segundo centenario de la Independencia y el primer centenario de la Revolución.

José Manuel Villalpando

José Manuel Villalpando es un gran historiador de este país, es Secretario General de la Escuela Libre de Derecho y es un muy querido amigo, que además de todo fue también el organizador de los festejos del segundo centenario de la Independencia y el primer centenario de la Revolución.

Transcripción

00.15

Continuando con la conversación anterior, ¿qué otras epidemias ha sufrido nuestro país?

Llegó del extranjero y específicamente de Europa, que a su vez la había recibido ya de Oriente, particularmente de la India, llegó en el año de 1833 la epidemia de cólera morbo, la primera que tuvimos, que es una epidemia pues devastadora en todo el mundo y en México no lo fue menos.

En la Ciudad de México se calcula que morirían más o menos en 1833 cerca de 20,000 personas con una población de 250,000 habitantes, es decir el 10% de la población de la capital moriría en este epidemia de cólera, pero ya aparecen en los periódicos del tiempo las indicaciones de la autoridad por lo menos para evitar el contagio mayor, algunas muy terribles como por ejemplo, ordenando que los que fallecieron de cólera, los cadáveres no fueron velados sino inmediatamente puestos en un cajón con cal, con cal viva, y es la autoridad la que pasa todas las madrugadas a recogerlos sin permitir a los familiares acompañarlos.

Esta misma epidemia volverá a resurgir en el año de 1850 con menor mortandad ya, únicamente, y digo únicamente en un sentido estadístico, van a fallecer entre 8 o 12,000 personas en la Ciudad de México, se calcula que 40,000 en toda la parte central del país y sin embargo bueno las medidas poco a poco fueron ya incrementándose cuando ya se sabía por medio de los científicos de ese momento que el cólera era una enfermedad producto de un bicho, de un microbio, de un virus que se ingiere y que provoca daños al estómago y que vienen de productos que están descuidados.

02.09

Platícanos por favor de las epidemias más recientes que hemos vivido

A principios del siglo XX como se ha repetido ya mucho últimamente, también hubo una epidemia mundial espantosa que surgió en las trincheras de la Primera Guerra Mundial allá en Francia, que pasó España y como fue el primer país que lo dio a conocer se llamaría influenza o gripa española, que también llegó a México a partir de 1918 y azotó a nuestro país durante casi 3 años con una mortandad también tremenda, se calcula que 300,000 personas morirían en todo el territorio nacional víctimas de la pandemia o de la epidemia de la gripe española y que tiene además pues la peculiaridad de que ya enfrentó esta epidemia el gobierno del presidente Venustiano Carranza quien, entre otras medidas además de las higiénicas, tomó algunas de tipo jurídico político importantes como crear el Consejo de salubridad general o Consejo Nacional de salubridad, primero llamado así, como un órgano del poder público, con autoridad suficiente para poder dictar medidas para atender los problemas de salubridad general.

La experiencia sirvió para que el gobierno mexicano tuviese en ese momento por lo menos la atingencia de irse preparando al menos con el esquema jurídico suficiente para poder, en caso necesario, hacer frente a una epidemia como sucedió y con estos estas herramientas jurídicas legales en 2009, cuando el Gobierno mexicano pudo también enfrentar la epidemia de H1, AH1N1.

03.53

¿Qué hemos aprendido como país de estas pandemias, para estar mejor preparados para enfrentar circunstancias similares posteriores?

La experiencia, por ejemplo de la gripe española, influenza española, que dejó muy claras lecciones tanto que se modificaron las leyes y la Constitución para poder prever estas cuestiones y estás cosas tan dramáticas, pues están allí en la ley, pero tal parece que las conductas sociales y me voy a referir a una muy concreta, las conductas sociales, como por ejemplo, las de usar el cubrebocas, que ya se recomendaba en 1917, al igual que cuidado intensivo del lavado de las manos, los tiene que volver a recordar la autoridad y aun así a pesar de ello y todos hemos visto seguramente noticias en estos en estos días de todavía hay personas en muchas partes que se niegan y se resisten a usar el cubrebocas, no voy a mencionar nombres, todos sabemos, pero a nivel muy alto y a nivel popular también, y hay fotografías de los centros comerciales o los mercados o en las calles cómo la gente va caminando con el cubrebocas, que hoy sabemos que es una medida idónea, primero para no contagiar a los demás y segundo para reducir el contagio de alguien que lo pueda tener cerca. Bueno estas lecciones aprendidas, repito por lo menos en el caso mexicano, cuando ya se supieron en 1918, 19 y 20, pues es muy difícil, es decir no aprendimos o nuestras abuelitas no nos platicaron, eso es quizás lo más lo más terrible; sin embargo bueno está finalmente la solidaridad, que el caso mexicano es siempre patente, independientemente de la acción de la autoridad o no.

05.35

¿Qué hacer para que esa solidaridad de los mexicanos aflore también en una lucha contra la pobreza, la inseguridad, la desigualdad ?

Lo mismo pasaría en el caso de la seguridad, que ahí es otro problema mayúsculo, y hay muchas personas que han tratado el tema, yo les recomiendo por ahí un librito de una estupenda socióloga mexicana, doña Sara Sefchovich, que habla precisamente de la falta de solidaridad familiar y de la falta de autoridad familiar que permite la generación de la delincuencia, ese tipo de cosas pues es un problema que los mexicanos tendremos que enfrentar, en poco tiempo cuando decidamos de verás hacer un frente común contra los males que nos aquejan, uno de ellos la delincuencia, pero el otro es la falta de oportunidades y la pobreza, y el frente común pues no implica estar brazo a brazo como cuando los terremotos, que lo hacemos muy bien, sino creo yo que implica otra serie de pasos distintos, de cómo colaborar, cómo ser solidario y no necesitas darle la mano al otro, pero sí necesitas estar al pendiente del otro.

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