¿Los restos de una persona ahogada en el diluvio universal?
Wednesday 26 August 2015 - 00:00 HS

Hubo un tiempo en el que hasta los científicos creían en el diluvio universal y en la salvación divina de Noé, su familia y dos ejemplares de cada especie de animales “para repoblar la Tierra”. El médico suizo Johann Jacob Scheuchzer en 1725 fue aún más lejos: presentó a la comunidad científica internacional los restos fósiles de una persona ahogada durante el famoso diluvio.
Scheuchzer procedía de una familia de médicos. Ejerció su profesión en un orfanato, además de ser profesor de matemáticas y ciencias naturales, y perteneció a prestigiosas instituciones y academias científicas europeas. Según explica en el libro La mirada de Medusa el investigador del CSIC Francisco Pelayo, este doctor coleccionaba fósiles, muchos de los cuales procedían de Öhningen, situada en un extremo del lago Constanza, al sur de Alemania.
En la zona había unas canteras, propiedad de la Iglesia, de las que se extraía piedra caliza para la construcción. Allí era frecuente encontrar muestras en las que se apreciaba la impresión de figuras de peces, moluscos y plantas. El médico consiguió en 1725 una placa de piedra procedente de esta localidad con lo que parecía ser una parte de un cráneo y siete vértebras. Al verlas, consideró que eran huesos humanos. Por las proporciones del esqueleto estimaba que la altura del organismo debía de haber sido la de una persona de un tamaño como el suyo. De este modo concluyó que el fósil podía considerarse como los restos de una persona ahogada durante el diluvio de Noé. ¿Pero realmente se trataba de fósiles humanos?