No es una fresa, no es una piña, es las 2 cosas a la vez
La joya blanca con sabor a piña que se paga a precio de oro
Friday 14 October 2016 - 00:00 HS

En el mercado se encuentra bajo el nombre Pineberry. Más pequeña que una fresa, tiene los colores invertidos: la carne es blanca y las semillas son rojas.
Y cuando la muerdes sabe a piña como los famosos caramelos de papel azul.
Sin embargo, en la producción no interviene ninguna piña. Este sabor es casual y no está genéticamente modificada. Mientras madura, la fresipiña pasa de verde a blanca y emite un olor muy dulzón similar a la piña.
En Japón, el país que vende frutas perfectas a precio de oro, causan sensación. Allí se empezó a mejorar esa fresa blanca para adaptarla al cánon estético japonés.
Su precio exagerado se debe al cuidado extremo de las condiciones en las que crecen estas fresas, lo que requiere un esfuerzo humano exagerado y multitud de recursos económicos. Además, solamente seleccionan de manera estricta los mejores ejemplares.
Aunque parezca novedad este color blanco, lo cierto es que en América del Sur y en los bosques europeos existen fresas así de pálidas en estado silvestre. Fue en 2003 cuando granjeros holandeses crearon un híbrido cultivable de esta fresa blanca para que fuera más resistente y diera más frutos.
Las fresas blancas empezaron a vender en Europa en 2011 por tuvieron un éxito efímero y pasaron sin pena ni gloria comparando con la fiebre nipona.